Sabéis de sobras que tenemos especial debilidad por los más pequeños de nuestras casas. Y se nos ha caído la baba, literalmente, cuando hemos visto esta sesión de fotos al más puro estilo reportaje de boda en un campo de Inglaterra. Y es que realmente somos como niños cuando nos casamos, lloramos, sonreímos sin parar, somos tan o casi más felices que cuando venían los Reyes Magos o como cuando nos compraban como ocasión especial esa merienda prohibida.
Y si pensamos en el mismo día de la boda, los niños son casi los segundos protagonistas. Siempre hay anécdotas que recordar… Muchos se quedan en la puerta muertos de miedo y de vergüenza, otros entran llorando y alguno hasta ha perdido los anillos por el camino. Son sin duda un ingrediente emotivo en un día tan importante para todos. ¡Y si son tan monos como estos pues están para comérselos!
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Fotos: Trent Mitchell
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Equipo Armiñan Catering.
